Hinterland

Da la sensación de que Stefan Ruzowitzky ha querido hacer su propio homenaje al cine expresionista alemán con sus imposibles formas geométricas y alguno de sus decorados (Según palabras del propio director: 'Mi protagonista siente que el mundo está retorcido y distorsionado; los expresionistas alemanes querían expresar lo mismo'. En repetidas ocasiones se ha analizado el trasfondo de  'El gabinete del Doctor Caligari' de Robert Wiene y como dijo Eric Ortiz García esta 'Le añade una capa temática, que toca tópicos como la salud mental. La permanencia de los horrores de la guerra', algo sin duda alguna extensible a 'Hinterland'), pero coloreándolo y acercándolo más a una estética que parece sacada de 'Sky Captain y el mundo del mañana' de Kerry Cornan con toques incluso del 'Manborg' de Steven Konstanki.

Si 'La vampira de Barcelona' de Lluís Danés resultó una muy grata sorpresa gracias no solo a su historia sino también a una cuidadísima puesta en escena, con una estética absolutamente increíble, no ocurre lo mismo con 'Hinterland' cuyas imágenes acaban cansando, tanto que el espectador acaba por desconectar de aquello que está viendo y le acabe por importar más bien poco quién y por qué está llevando a cabo tan horribles crímenes. Tampoco la historia de esta película brilla por su calidad pero la forma elegida por Ruzowitzky para plasmarla en imágenes no ayuda demasiado, por mucho que el director haya querido usar ese recurso con una clara finalidad: Mostrar el trauma y la desubicación de su protagonista tras haber vuelto de la guerra, algo que queda patente con la última escena de la película sobre la que obviamente no vamos a entrar en detalles.