Crítica: Swallow

Hay historias que que se quedan contigo. Como sus personajes. Porque te han llegado de una manera muy especial. Tanto que pensabas que no iba a ser posible. Aunque sus vidas, sus realidades sean muy distintas de la tuya, estas resultan verosímiles, cercanas. A veces cuando lees un libro o ves una película necesitas pensar en lo que has visto o leído. Madurarlo. Reflexionar sobre ello. Cuando esto ocurre saber porque algo se ha movido en tu interior. No solo te ha llegado. Te ha tocado y zarandeado.

Es inevitable acercarse a 'Swallow' de una manera un tanto morbosa. Las diversas sinopsis que podemos ir encontrando por Internet o en la plataforma de vídeo on demand en la que se puede ver esta película parece querer poner énfasis en esa sensación: Una mujer tras quedarse embarazada empieza y sin saber muy bien el motivo a consumir todo tipo de objetos. Esta compulsiva ingesta hará que su salud se ponga en grave riesgo. Los árboles no han de impedirnos ver el bosque. Tras ellos hay un gran historia, un brutal y tremendo acercamiento a la depresión proyectándola en el trastorno de la nutrición conocido como Pica: Ingerir elementos no comestibles como pueden ser cuerdas, pelo, pegamento, tierra, etc, etc...

Hunter tiene lo que siempre pensó que le iba a hacer feliz: Una familia. Pero bajo la apariencia de felicidad perfecta, esta se da cuenta de que está encerrada en una jaula de oro. Todo aquello que anhelaba es una ficción y ella se ve obligada a convertirse en una ama de casa que muestre sumisión a su marido. La forma en la que este la va dejando de lado anteponiendo su trabajo, la manera en la que la familia de este la desprecia: Por sus origines humildes, por considerarla menos que su hijo. Hunter tiene que hacer lo que se espera de ella, seguir un guion que ha sido escrito para ella sin su consentimiento. El egoísmo la rodea y amenaza con ahogarla. Hunter está siendo anulada poco a poco. Su forma de rebelarse no es otra que hacer aquello que nadie espera que haga, romper las reglas a su manera. Y lo hace de manera inocente una primera vez. Se come una canica.

Son los primeros minutos de 'Swallow' los que no traen a la memoria el cine de David Cronenberg. Esa truculencia enfermiza tan propia del cine canadiense. El ritmo elegido por su director, Carlo Mirabella-Davis y el tono parecen reforzar esa idea. Pero pasados esos primeros minutos, el espectador observa que la película empieza a desplegarse delante de él de una manera inesperada. La depresión y la ansiedad se hacen las verdaderas protagonistas de la historia. El inmenso dolor y pena que empieza a crecer dentro de Hunter, que la va devorando y consumiendo poco a poco. Haley Bennet no solo consigue que su personaje no parezca una caricatura sino que además hace de este algo cercano y sobre todo creíble. Su trabajo es simplemente soberbio. Personajes como Hunter o películas como 'Swallow' juegan muchas veces en el filo de la navaja, se acercan peligrosamente al abismo. Un paso en falso y todo lo bueno que se ha ido construyendo hasta ese momento puede verse traicionado. Mirabella-Davis es consciente de ello y no quiere cargar las tintas en aquello que ha sido utilizado por tantos para despertar el interés por esta película. Este quiere hablar de algo mas. No quiere que su 'Swallow' sea una película cuyo único interés sea el morbo. Y lo consigue.

Hunter es la absoluta protagonista de esta película. Su proceso de aceptación de aquello que esta viviendo. La manera de rebelarse ante lo que se espera de ella. Su forma de calmar un dolor que no puede controlar. La búsqueda de una redención por una culpa que no le pertenece. El miedo a la maternidad, a una herencia que cree maldita. El espectador explora con la protagonista de 'Swallow' todos los sentimientos por los que esta va pasando y la manera en la que los afronta. Carlo Mirabella-Davis disecciona lo que significa la depresión y las diversas maneras que tiene esta de mostrarse. Aunque inicialmente pudiéramos pensar en David Cronenberg, 'Swallow' se va desplegando poco a poco ante nosotros como un profundo drama intimista que explora a la forma en la que los traumas, pasados y presentes, acaban mostrándose de una manera en la que es casi imposible controlarlos.. Sin duda alguna, esta es una de las mejores películas de la temporada.