Crítica: Crudo - Raw
En el año 2011,
Julie Gayet, una de las coproductoras del debut en la pantalla grande de Julia
Ducournau, protagonizó una mas que interesante distopía titulada ‘Carré Blanc’.
La cinta dirigida por Jean-Baptiste Leonetti y que en España solo se pudo ver
en ciertos festivales, narraba la deshumanización total de la sociedad donde
los sentimientos eran relegados a un segundo plano y donde solo quién juega
bien asciende alto y rápido. El suicidio, la manera elegida por la madre del
protagonista para ‘ayudar’ a su hijo a sobrevivir, hará que prenda el odio
dentro de él y que así sea más difícil que se deje dominar. Su mujer,
interpretada por Gayet, intentará hacer que este vuelva a ser quién era, a recuperar aquello que lo hace humano.
En el año 2013,
David Wnendt adaptó una novela de Charlotte Roche con el título de ‘Wetlands’,
excesiva y notable película que ha sido calificada por muchos como una especie
de Amelie con exceso de hormonas. De igual manera que ocurría con ‘Der
Nachtmahr’, ‘Wetlands’ y ‘Crudo’ (‘Raw’) comparten varías ideas de las que es
imposible no hablar. Otra vez volvemos a encontrarnos con una protagonista que
lleva encima una gran carga emocional derivada de la relación con sus padres
(La escena inicial de la cinta de Ducournau con la madre protestando por que su
hija ha encontrado carne en su comida deja patente la relación existente. La
separación de los padres de Helen y la imposibilidad de aceptar que estos ya no
están juntos será uno de los pilares básicos de la neurosis que sufre esta) y
otra vez nos encontramos con alguna escena que bien podría formar parte de una
u otra película. Sirva de ejemplo la depilación de una de las protagonistas. Ducournau
se aleja del humor que Wnendt usa en gran parte de las escenas de la película
lo que sirve en el caso del director alemán para diluir la dureza de aquello de
lo que está hablando (La depresión y la falta de un hogar y de cariño por parte
de una joven) y dotar a su historia de un tono de cuento de hadas que puede
llevar a mas de un espectador a interpretar de forma errónea el final de la película.
El tono elegido por
Wnendt, la manera en la que Ben y Chris Blaine muestran las apariciones de Nina
en ‘Nina Forever’ (La imposibilidad de pasar página, de aceptar y superar los
momentos mas duros parecen quedar en un segundo plano en la cinta de los Blaine aun siendo lo mas importante de la misma), el abundante gore de ‘X is for XXL’
fragmento dirigido por Xavier Gens para ‘The abc’s of the death’ (De él que
también nos acordamos al ver la cinta de Ducournau, gracias a esa chica
asiática que dice a la protagonista que es lo que tiene que hacer para poder
vomitar mejor), la truculencia de 'Thanatomorphose' de Éric Falardeau (La descomposición en vida de una joven cuyos sentimientos son ignorados por las dos personas que supuestamente la desean) o los apuntes de canibalismo de ‘Crudo’ (‘Raw’) pueden ser
claros ejemplos de que la forma elegida por los directores para plasmar sus
ideas en pantalla puede alejar al espectador de aquello que realmente quieren
contarnos. Resulta alarmante la forma en la que se ha publicitado a la película
de Ducournau recalcando que durante la proyección de esta película en el
festival de Toronto se produjeron varios desmayos, que prensa especializada haya escrito comentarios como: ‘El
filme gira en torno a una mujer vegetariana que, tras someterse a un ritual
caníbal, comienza a sentir la imperante necesidad de saciar su hambre con carne
humana’ (Fíjese el lector en las palabras: ‘ritual caníbal’) o que directores
de renombre como Edgar Wright tuitee que esta es una cinta solo apta para
cierto tipo de estómagos, lo que consigue que el espectador se acerque a esta
película con una expectativas que no se van a cumplir (En la sesión en la que
estuve yo, ciertos espectadores no paraban de preguntarse si iban a ser capaces
de ver entera la película. Pasado la mitad del metraje no paraban de hablar
debido a que ‘Crudo’ –‘Raw’- no ofrecía aquello que esperaban). Habría que
plantearse dos preguntas acerca de la publicidad que rodea a esta película: La
primera de ellas es si es justo vender una cinta como esta traicionándola de
esta manera, rompiendo por completo con la idea que quiere transmitir la
directora. La segunda es: Si ‘Crudo’ (‘Raw’) no se hubiera vendido así, ¿Habría
tenido el mismo estreno en España o hubiera ido directamente al mercado doméstico?
En el siguiente
párrafo se va a establecer una comparación con una película que puede llevar
implícitos ciertos spoilers. Ni no deseas que algún detalle importante pueda
ser revelado te recomendamos que saltes al siguiente párrafo. Pero hay otra
película, una cinta pequeñita que pasó casi desapercibida con la que ‘Crudo’
(‘Raw’) posee ciertos paralelismos. Esa cinta dirigida por Jonas Alexander
Arnby y titulada ‘Cuando despierta la bestia’ (‘When Animals dream’) narra la
historia de Marie, una joven de dieciséis años cuya madre está postrada en una
silla de ruedas por culpa de una extraña enfermedad de la que ella parece que
empieza a tener síntomas. Marie tendrá que enfrentarse a su familia para intentar ser simplemente una chica más. El tono pausado de
ambas cintas (La película de Arnby fue comparada con el ‘Déjame entrar’ –‘Lat
den rätte komma in’- de Tomas Alfredson) y el peso de la familia hace que dos
películas tan aparentemente diferentes como estas posean un núcleo común que
parece hermanarlas.
Ciertas escenas
rodadas por Ducournau parecen dejar claras las influencias de la directora a la
hora de construir su película. Puede que la mas clara de ellas sea la de David
Cronenberg, el maestro de la nueva carne que está presente en ‘Crudo’ (‘Raw’)
no solo por el hecho del uso de la carne que hace Ducournau en su historia si
no también por la manera en la que Juliette se queda mirando un accidente de
tráfico con el que se encuentra, similar a la de Vaughan o James y Catherine
Ballard en 'Crash' o esa desolada carretera donde comienza ‘Crudo’ (‘Raw’) que parece
llevar directamente a la clínica Keloid. Otra de esas influencias parece ser la
de Leos Carax. Aquí no veremos al personaje interpretado por Denis Lavant
moviéndose en una cinta con un traje para capturar sus movimientos si no a un
caballo cabalgando sobre una superficie similar. El momento en el que los jóvenes son manchados con sangre bien podría formar parte de alguna película de Tetsuya Nakashima, e incluso el cine comercial
americano reciente parece estar presente en ‘Crudo’ (‘Raw’) debido a que el
personaje interpretado por Ella Rumpf puede hacer que muchos se acuerden de
Fairuza Balk y alguna de sus películas más famosas.
¿Quién eres? ¿Estás
a gusto contigo misma? De la misma manera que en ‘Oh Boy’ de Jan Oler Gester,
el encuentro entre Niko y ese anciano en un bar y la conversación
que ambos mantienen da sentido a la película ('Con todos esos vidrios rotos, ya no podré ir en bicicleta'), el monólogo de la enfermera otorga
a la historia una profundidad que puede pasar desapercibida en un primer momento
por culpa de la manera en la que se ha publicitado esta película. El miedo, la rebelión a lo establecido, a la educación recibida, la incapacidad para expresar los sentimientos y la rabia contenida forman parte de la esencia de 'Crudo' ('Raw'). Desde ‘La
soledad del perro guía’ solo podemos recomendar una cinta como esta que se
beneficia del gran trabajo de su actriz protagonista (Absolutamente perfecta
para el papel), advirtiendo al espectador que se acerque a ver esta película se
olvide de la forma en la que se ha publicitado (El ‘What are you hungry for?’
tiene muchas mas lecturas de las que a priori podemos llegar a pensar), si no
se hace así es muy probable que no se pueda disfrutar de la película de
Ducournau de la manera en la que sería necesario. Muy recomendable.
Lo mejor: El trabajo de Garance Marillier. La manera en que la directora cierra la historia.
Lo peor: Toda la publicidad alrededor de esta película puede acabar jugando en su contra.
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