Sobre 'Toto y sus hermanas'- Toto y Léolo y las dificultades de la infancia


Porque sueño, no lo estoy,
porque sueño, sueño.
Porque me abandono por las noches a mis sueños,
antes de que me deje el día.


En 1993, el malogrado Jean-Claude Lauzon nos dejó con su segunda película una rotunda obra maestra titulada 'Léolo' (El director canadiense que falleció cuando su avioneta particular se precipitó contra el suelo solo dirigió dos películas, a la ya citada hay que sumar 'A zoo la nuit' rodada en 1987). En ella, un niño que vive en Montreal encuentra en su imaginación y en el único libro que hay en su casa del que ignora como ha podido llegar a ella, la vía de escape ante la locura que rodea a su familia. Leo Lauzon que desde que soñó que su madre quedó embarazada de un italiano de una manera bastante surrealista exige que lo llamen Léolo se encuentra rodeado de tristeza y solo el amor de su madre (Entre sus carnes es el único sitio donde Leo se siente realmente tranquilo) consigue reconfortarlo.


A ti, la dama,
la audaz melancolía,
que con grito solitario hiendes
mis carnes ofreciéndoselas al tedio.
Tú, que atormentas mis noches
cuando no sé qué camino de mi vida tomar,
te he pagado cien veces mi deuda.


Hablar de una cinta tan devastadora y poética como 'Léolo' al escribir sobre 'Toto y sus hermanas' ('Toto si surorile lui') no es algo gratuito ni casual. Totonel no es Leo, Rumanía no es Canadá y la adicción a la droga de la madre, hermana y primos de Totonel no es la locura que sufren varios de los familiares de Léolo pero ambos personajes comparten varias similitudes. A la obvia, a la de encontrarnos ante dos chavales que crecen en hogares que por diversos motivos se pueden considerar como disfuncionales (Si en el caso de Totonel, a la desestructurada familia de este -madre en la cárcel, padre ausente- hay que sumar ese grupo de drogadictos que van a su casa a conseguir su dosis y pincharse, lo que nos deja uno de los momentos mas impactantes vistos en mucho tiempo, en la de Léolo la locura habita en su familia a los que acompaña a realizar terapias con ellos a pesar de que los considera unos extraños, ajenos a él) hay que sumar al menos dos mas. La primera de ellas es el rechazo que sienten estos por una de las figuras paternas (Su madre en el caso de Totonel y su padre en el caso de Léolo) y la forma en la que encuentran consuelo en el otro miembro familiar (Léolo sueña que es de origen italiano lo que le sirve para rechazar a toda su familia paterna pero refuerza los lazos con la persona que mas quiere: Su madre, mientras que Totonel acaba encontrando refugio en su hermana Andreaa, su único y verdadero apoyo mas allá de sus sueños y su inocencia)


De las brasas del ensueño,
sólo me quedan las cenizas
de una sombra de la mentira
que tú misma me habías obligado a oír.


La segunda es la manera en la que ambos se escapan, se evaden de la dura realidad que los rodea. Si el protagonista de la película de Jean-Claude Lauzon encuentra en las palabras y en su imaginación una llave a un mundo nuevo, en el de Totonel es el baile, el break lo que conseguirá que este se evada de la miseria que lo rodea. Ambos dan con algo que les alejará de la dura realidad en la que viven. Nota: Llegados a este punto es fácil que algunos espectadores se acuerden de la película 'Idol' ('Ya tayr el tayer') en la que su protagonista encuentra en la música la manera de dar esperanza, en este caso, a todo un pueblo, al palestino que vive rodeado de miseria en una situación límite.


Y la blanca plenitud,
no era como el viejo interludio
y sí una morena de finos tobillos
que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí,
y que no me dejó más que el remordimiento,
de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.


Obviamente las intenciones y el resultado final de 'Léolo' y de 'Toto y sus hermanas' ('Toto si surorile lui') difiere radicalmente. Si la primera salta de lo poético a lo grotesco y a pesar de cierta esperanza y luminosidad deriva en la mas profunda oscuridad, la segunda muestra en tono documental el día a día de una familia que ha de luchar por sobrevivir en un suburbio con un padre ausente y una madre que se encuentra en la cárcel (La figura del padre es representativa en ambas películas. En un caso por ser portador de la locura que según Léolo ha destrozado a su familia, en el otro porque la ausencia de este sirve para lapidar las esperanzas de Ana-Maria de construirse un futuro) llevando a su protagonista a la luz a pesar de las dificultades en las que se encuentra. Mientras Lauzon muestra como se destroza la inocencia de un niño, Nanau plasma de alguna manera el nacimiento de este sentimiento, de esa esperanza. Aunque no debemos dejar de lado que en ambas cintas, tanto Léolo como Totonel se topan de manera abrupta con la dura realidad.


'Toto y sus hermanas' ('Toto si surorile lui') es una película que golpea al espectador como una patada en el estomago. No es complaciente, no se anda con rodeos, Nanau muestra con total crudeza la realidad a la que se enfrentan tanto Toto como sus hermanas y que hará que el espectador se plantee dos preguntas claramente relacionadas: ¿Dónde está el límite de lo que se puede mostrar en pantalla? y si se ha ficcionado o representado alguna parte del documental. Responder a ambas preguntas puede resultar difícil sobre todo porque creo que como espectadores necesitamos distanciarnos de la película de Nanau, dejar que pase el tiempo y que ciertas imágenes reposen tranquilamente en nuestra memoria. No quiero hablar explícitamente de ellas creo que para bien o para mal, el espectador ha de verlas y reflexionar pero me veo obligado a recordar aquello que dije cuando escribí acerca de 'Boy eating the bird's food' de Ektoras Lygizos; El impacto de una sola escena puede eclipsar el mensaje del que el director quiere hablarnos. Llevar al espectador a una situación extrema puede jugar en contra del resultado final de la película.


Porque me asusta amar, ya no sueño,
ya no sueño...


Cada uno de los fragmentos que he intercalado en esta crítica/análisis se escuchan en la película de Lauzon pero podrían acompañar a las imágenes que muestran el día a día de Totonel. Nanau nos deja una cinta desgarradora y brutal, dura como pocas y donde sus dos protagonistas principales consiguen ganarse nuestro cariño y simpatía. Sin Totonel y sin Andreaa sería absolutamente imposible ver una cinta como esta.




Lo mejor: Las sonrisas que intercambian Totonel y su hermana Andreaa conforme avanza el metraje
Lo peor: Cierta escena puede herir y mucho, la sensibilidad del espectador.

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