Crítica: The Virtues


La imposibilidad de enfrentarse a duras y dramáticas situaciones destapa todo el dolor que se lleva dentro. Como si fuera un huracán arrastra con todo lo que encuentra, hace de las debilidades su fuerza. El muro se derrumba y el torrente de dolor que el alcohol y la memoria han intentado ocultar es imposible de contener por mucho que se haya intentado. ‘The Virtues’ es demoledora, dura, sin un momento de respiro y donde la esperanza parece por momentos ahogada en una pinta de cerveza. Shane Meadows y Jack Thorne se muestran impasibles, abren a sus personajes en canal, dejan al aire sus heridas haciendo que estas escuezan con el roce, al sentir algo tan natural como el aire. ‘The Virtues’ es una patada en la boca del estomago como lo es ‘Pájaros sin alas’ (‘Scheme Birds’) de Ellen Fiske y Ellinor Hallin. Es cierto que la cinta de Fiske y Hallin es un documental que habla de personas que viven atrapadas en una ciudad sin futuro, en una vida que es para ellos una jaula, que se sienten como pájaros sin alas, pero Meadows y Thorne usando la ficción hablan de una realidad que existe, que está ahí y por la que hay personas que sufren.


La desesperación se adueña de Joseph cuando su hijo se vaya a vivir a Australia con su madre y el novio de este. Tras intentar calmar el dolor que siente con alcohol, este decidirá volver a Irlanda para intentar encontrar consuelo y calmar a los fantasmas que parece que se han despertado.


El abandono forma parte de la vida de Joseph. Aquellos a los que quiere o ha querido de una manera u otra le han dado la espalda. La marcha de su hijo a Australia es una gota mas en un vaso que había rebosado hace ya tiempo. Meadows y Thorne le dan a Stephen Graham el mejor trabajo de su carrera, un personaje cuyas emociones están a flor de piel, que se muestra incapaz de controlarlas, donde  todo un cúmulo de sentimientos lo desbordan.  En su huida este se mete en la boca del lobo volviendo a su Irlanda natal de la que huyó cuando tenía nueve años.


No ha de pensar el lector que solo sobre los hombros de Graham recae el peso de la serie dirigida por Meadows, y tampoco que es el único personaje incapaz de superar las heridas como ocurre con  Dinah (Niamh Algar), mientras que en otros las cicatrices que se creían cerradas de vuelven a abrir. Todos los personajes de ‘The Virtues’ se han de enfrentar a su pasado, a la manera en la que este vuelve a azotarlos, a cambiar a una existencia que algunos habían sabido o habían creído encauzar y que otros fueron incapaces de llevar por buen camino.


‘The Virtues’ habla de una sociedad con profundos sentimientos religiosos en la que la vergüenza (De muy diversa naturaleza y motivos) es lo que mueve a las personas. Una sociedad incapaz de enfrentarse a sus fantasmas y que simplemente los aparta. Pero dejarlos de lado no supone superar el trauma. Este sigue latente como si fuera un cáncer, esperando su momento para resurgir.


En párrafos anteriores hemos destacado el trabajo de Graham, pero en ‘The Virtues’ todos y cada uno de los actores están sublimes. Sería imposible pensar en los personajes de esta serie con otros rostros, con diferentes maneras de expresar la pena, la rabia, el odio o la impotencia como lo hacen Graham, Algar, Helen Beham, Mark O’Halloran…


Meadows y Thorne construyen una historia profundamente dramática que sabe jugar perfectamente con los tiempos y los personajes. Los guionistas exploran toda una gama de sentimientos de un grupo de personas destrozadas por la pérdida, por todo aquello que les ha sido arrebatado por otros a lo largo del tiempo y que han sido incapaces de superar. ‘The Virtues’ lo componen cuatro capítulos soberbios lo que reforzado por los últimos minutos del último capítulo y la música compuesta de P.J. Harvey junto con temas de grupos y cantantes como Lisa Hannigan, Laura Gibson o Gavin Clark, acaban por hacer que esta serie se quede grabada a fuego en nuestra memoria. Meadows y Thorne nos dejan sin duda alguna la mejor serie del año. El peso del pasado te atrapa. Por mucho que huyas de él, te persigue hasta darte alcance.



Lo mejor: Los protagonistas, la historia…
Lo peor: El uso de la cámara en ciertos momentos que más que ayudar, perjudica









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