Crítica: 'La chica en la niebla' - 'La ragazza nella nebbia'


Donato Carrisi. Erick Zonka. Dror Mishani. Dos desapariciones. Dos policías al límite por culpa de su alcoholismo y su incapacidad de superar la perdida de la mujer amada o por la necesidad de encontrar a un culpable al precio que sea. Dos personajes con los que es difícil empatizar y que se han de encargar de encontrar a dos adolescentes que parece que se han esfumado de la faz de la Tierra sin dejar rastro.


'La chica en la niebla' ('La ragazza nella nebbia') y 'Sin dejar huellas – El lado oscuro' ('Fleuve Noir') parecen por momentos cortadas por el mismo patrón. A lo ya descrito en el párrafo anterior hay que sumar dos profesores, dos maneras de entender y sentir la literatura. Y como no puede ser de otra manera, otra vez nos encontramos con el enfrentamiento entre los personajes principales, el policía y el profesor, que como ya ocurría en la película de Zonka en la que este adaptaba una novela de Dror Mishani, deriva en toda una serie de celadas y sacrificios que hacen de este una perfecta partida de ajedrez.


Son las películas de Carrisi y Zonka dos obras excesivas. Por el alcohol o por la prensa, por la forma en la que la obsesión se adueña de los protagonistas nublándoles la vista, el juicio. No son Francois Visconti (Vincent Cassel) y el agente Vogel (Tony Servillo) dos personajes que puedan ganarse las simpatías del espectador. Pero esa oscuridad que muestran estos también está presente en sus antagonistas, en Yann Bellaile (Romain Duris) y Loris Martini (Alessio Boni), lo que hace que la única simpatía que estas películas despierten o que puedan despertar sea con respecto a las víctimas.


Carrisi, autor de la novela que el mismo adapta a la pantalla grande y que sigue a pies juntillas, sitúa la acción de su película en un pequeño pueblo donde la desaparición de una adolescente llevará a que este sospeche que el mal ha existido siempre en sus calles, entre sus bosques. No es este lugar, 'Twin Peaks', el espectador no va a encontrase con esos personajes estrambóticos y extraños de la serie de Lynch, pero sí que hay cierto aroma, cierta esencia que parece estar presente en algunos momentos. Un pequeño grupo religioso cuya forma de pensar es considerada como fanatismo por el agente Vogel (Tony Servillo) o por Carl Mork (Nikolaj Lie Kaas) en 'Redencion: Los casos del departamento Q' ('Flaskepost fra P') vuelve a ser el grupo en el que se produce la desaparición. Los padres de la chica de la cinta de Carrisi o los de los hermanos de la de Hans Petter Moland guardan parecidos en su forma de ser y su pena pero no en su forma de actuar.


Posee 'La chica en la niebla' ('La ragazza nella nebbia') una gran carga crítica hacia los medios de comunicación y la actuación de la justicia. Todo el mundo es inocente hasta que se sospecha de él, esa parece ser una de las máximas de esta película y se muestra un sádico engranaje en el que funcionan los intereses por encima de la verdad. El tono pausado de la película y la manera en la que inicialmente esta juega hace que para seguir lo que ocurre el espectador no pueda verla con el piloto automático puesto. El exceso de trama centrada en los medios de comunicación puede llevar a más de uno a pensar que no está ante la película que esperaba.


'La chica en la niebla' ('La ragazza nella nebbia') es una muy interesante película que se sigue con creciente interés pero cuyos paralelismos con 'Sin dejar huellas – El lado oscuro' ('Fleuve Noir') pueden jugar en su contra si se ha visto antes la cinta de Zonka (Nota: Hasta los carteles de ambas películas son similares), y lo mismo se puede decir al revés si antes se ha visto la de Carrisi. Notablemente interpretada, no se va a encontrar el espectador con un thriller de acción sino con una intriga que se va cocinado a fuego lento para ir saboreándola poco a poco. 





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